miércoles, 4 de febrero de 2009

Altazor


“Andaba sola por Santiago Centro, para variar con cámara en mano, en esos barrios donde puedo ir mil veces en la semana, pero nunca me aburro de encontrar algo nuevo o maravillarme con algo viejo. Estaba simulando trabajar cuando en verdad vine a buscar un poquito de relajo, alejarme de lo cotidiano y, como dije allá arriba, buscar algo nuevo. Y lo encontré.
Vi esa librería por primera vez. Esperé unos minutos afuera, en la vitrina, mirando libros de literatura y cine. Decidí entrar porfin, el dueño, con sus veintitantos encima, lentes, con un aire a bohemio, me saluda con un “Buenas tardes”, le contesto y me hundo en esos miles de libros, usados, nuevos, para todos los gustos.
Llegue a la sección “Poesia” y me detuve harto rato, leyendo los titulos de los libros, cuando me re-encontré con Vicente Garcia Huidobro y su libro que perdí hace muchos años. Fue en Valparaíso, y lo lleve, pues siempre me gustó leer en un rinconcito de la casa, donde había una ventana que daba al mar. Juré haberlo metido en mi mochila, pero al llegar a Santiago, ya no estaba.
Lo tomé, lo miré, “Altazor” decía. Lo abri, vi la imagen del paracaídas que esta en la portada y lei un poco del prologo. “Y reveló que era un un ángel salvaje que cayó una mañana en su poema Altazor”.
No lo pensé dos veces, me diriji a la caja y lo compré. Di las gracias, me despedí , Sali de la librería y me fui caminando por Lastarria, con el libro entre mis brazos.
En el metro de vuelta a mi casa, me fui leyendo el libro. Fue volver a sentir esos ratos felices frente a la ventana en Valparaiso, hundiendome en las palabras de Huidobro, pero esta vez en Santiago y ahora si que no lo volveré a perder. Lo juro.”

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